viernes, 14 de enero de 2011

El Baile de Las Mascaras

Venecia, noche fría de invierno, hoy es el baile de las mascaras. Las tres damas se preparan para una larga noche. Llevaban vestidos de color negro con encajes y terciopelos, sus mascaras era doradas con plumaje de cuervo, negro y brillante como la noche. Tras tomar el baño y vestirse, se acicalan el rostro con polvo blanco y suave color en las mejillas, recogen su largo pelo con un moño de forma sofisticada y perfuman su cuerpo con una mezcla de almizcles y rosas, sus manos cubiertas de guantes de encaje negro y un bolso pequeño de terciopelo negro. Llega el carruaje que ha de llevarlas al baile, sus mascaras doradas lucían por las ventanillas del carruaje, las calles asfaltadas de adoquines y los canales que la rodeaban, brillaban en la oscuridad de la noche con una magia especial. Una vez llegado al destino, se observa una escalinata de unos cincuenta escalones que conducían al palacete. Las damas entraron y saludaban a su paso con una reverencia con la cabeza, al fondo un grupo de caballeros asombrados de tanta belleza reunida, sus trajes negros dibujaban tres hermosas siluetas que hechizaba al más ciego de los hombres, caminaron hacia las damas y cogiéndoles la mano a cada una, hicieron una reverencia y se presentaron. Pasaron casi toda la noche juntos hablando de sus vidas de jóvenes ricos para encandilar a las damas, de pronto alguien pide silencio y comienza a sonar el canto de violines, violonchelos …las damas a un lado esperando a que del otro lado un caballero las tome de la mano y comiencen la danza; poco a poco los invitados empezaron a bailar con sus lustrosos trajes y bellas mascaras, la luz quedo en el resplandor de las velas y la música volaba en el aire, se dejaban llevar tan intensamente por el ambiente, que sin quitarse las mascaras empezaron a desarroparse…no dejaban de bailar mientras saboreaban los unos a los otros sus pieles, acariciaban sus cuerpos como si de seda se tratara, besaban labios de lado a lado sin mirar de quien se tratara…una dulce danza de sexo les arropo aquella noche, los invitados estaban tan sometidos a sus instintos más profundos que no percibían los fluidos que por el suelo derramaban, ni los gritos de angustia que disimulaban con los de placer, ni los cuerpos inertes que no yacían en el suelo de cansancio ,sino de muerte.
Las tres damas de ropajes negros como alas de cuervo, hipnotizaron con su música y su danza del placer a los presentes esa noche en el baile, los sometían a sus encantos disfrutando de sus cuerpos hasta la última gota de sangre que les quedara, como fieras acabaron con los treinta invitados de la fiesta, ya no para saciar su sed, sino por puro placer.
Nubes de lujuria danzaron hasta el final de la noche, descansando en sueño eterno a manos de la sádica belleza. Las damas con sus vestidos manchados en sangre salieron del palacete saciadas del dolor de sus victimas, a esperas del próximo baile de mascaras.

2 comentarios:

  1. Este relato ha estado genial. Repleto de buen gusto y del peligroso romanticismo que desprenden esos seres buscadores de sangre que tanto nos apasionan. Un beso infectadísimo, bruji!!!
    INFECTADA-X

    ResponderEliminar